Una casa que sigue en pie
Hace unos años, viajé a Roma, Italia. Como la mayoría de los que van a Roma, me encontré recorriendo los numerosos lugares increíbles, admirando la belleza y la historia de aquella maravillosa ciudad.
En un lugar, visité una antigua casa italiana. Las jardineras estaban llenas de flores frescas, las persianas estaban recién pintadas y la luz del porche ardía con fuerza. Sin embargo, al mirar más de cerca, observé algunas imperfecciones en esta magnífica casa. Había algunas zonas de estuco que se habían caído, dejando al descubierto la piedra que había debajo. También se apreciaban grietas en algunas de las zonas de mayor superficie.
Le pedí a la guía que me explicara la importancia de esta casa y por qué figuraba en un lugar destacado del recorrido. Me contestó: «Esta casa es representativa de cada uno de nosotros. No es perfecta, pero sigue en pie».
Llevo años reflexionando sobre su afirmación: «Esta casa… no es perfecta, pero sigue en pie». Al pensar en ese viejo hogar italiano, he considerado mi propia vida, muy consciente de muchas imperfecciones. A menudo desearía que mi progresión fuera más rápida, y a veces incluso me siento un poco tonta, al reconocer que mi propio estuco proverbial sigue cayéndose, dejando al descubierto la piedra tosca que hay debajo. Pero entonces recuerdo que, como esa vieja casa, ¡yo también sigo en pie! ¿Imperfecta? Sí. ¿Todavía intentándolo? Sí. Ese recuerdo vívido de la casa imperfecta me inspira a seguir trabajando para mejorar. Para arrepentirme. A pedir perdón. A decir lo siento.
No seremos perfectos en esta vida mortal. Pero todos podemos seguir intentando mejorar. Cada uno de nosotros es, en cierto modo, como esa vieja casa italiana: imperfecta, pero aún en pie. Incluso mientras trabajamos para mejorar nuestras imperfecciones, podemos dejar encendida la luz de nuestro porche, ofreciendo luz a los demás en la calle. Podemos ofrecer al mundo nuestras flores en las jardineras, con la esperanza de que alegren el día a otra persona. Y podemos mantener abiertas nuestras contraventanas, dejando entrar la luz de nuestro Padre del Cielo y permitiendo que brille nuestro amor por los demás. Incluso con nuestras imperfecciones, podemos ser una bendición para los demás.
03 de agosto de 2025
Emisión Número 5.003
El Coro del Tabernáculo
Orquesta en la Plaza del Templo
Director
Mack Wilberg
Organista
Joseph Peeples
Anfitrión
Derrick Porter
Alabado sea el Señor, Todopoderoso
de Stralsund Gesangbuch; Arr. Mack Wilberg
Unámonos ahora en alabanza y cantemos
Melodía española; Arr. Mack Wilberg
Toccata en sol mayor
Theodoer DuBois
Su ojo está en el gorrión
Charles H. Gabriel; Arr. Mack Wilberg
Ha amanecido
Melodía Gaélica; Arr. Mack Wilberg
Let Us All Press On
Evan Stephens; Arr. Richard Elliott