Afila la sierra
Se cuenta la historia de una competición entre dos hombres destinada a determinar quién podía talar más árboles en un solo día. La competición empezó al amanecer y se prolongó durante la mañana, la tarde y la noche. Cada hora, se veía al más pequeño de los dos adentrarse en el bosque durante unos diez minutos cada vez. Cada vez que abandonaba su puesto, su oponente, más grande y aparentemente más dedicado, sonreía para sus adentros, confiado en que su esfuerzo incesante le haría ganar la partida. Nunca dejaba de cortar, nunca se tomaba un descanso.
Cuando se puso el sol y terminó la competición, el hombre más corpulento se asombró al ver que su oponente -a pesar de lo que parecían pausas desperdiciadas- había talado muchos más árboles. «¿Cómo lo has hecho si te has tomado tantos descansos?», preguntó. El ganador respondió: «Oh, no me estaba tomando un descanso, estaba afilando mi sierra».
El secreto del éxito del ganador no residía en el corte incesante, sino en el acto regular de afilar su sierra. Del mismo modo, no alcanzamos el éxito trabajando constantemente a velocidades de vértigo y tachando tareas. En cambio, progresamos de verdad tomándonos tiempo para estar quietos, para ser santos, para afilar nuestra propia sierra espiritual.
Dedicar tiempo cada día a afilar nuestra propia sierra espiritual nos prepara para lo que nos aguarde. Este tiempo sagrado nos permite conectar con Dios a través de las Escrituras, hablar con Él en la oración y descubrir lo que quiere enseñarnos. Una sierra desafilada puede seguir cortando, pero ralentiza nuestro progreso.
Sé de un joven que, tras algunos años de desatención a la voz del Cielo, decidió hacer un cambio. Empezó a rezar con regularidad, dejó de escuchar música que pudiera ofender y se volvió consciente de las palabras que utilizaba. Cada noche abría las Escrituras, no sólo para leerlas, sino para comprenderlas. Al principio, los aprendizajes eran escasos. Pero en poco tiempo, las percepciones y comprensiones que obtuvo fueron milagrosas. Al afilar continuamente su sierra espiritual, su naturaleza se transformó y surgió una persona nueva.
Cada uno de nosotros puede tener éxito afilando regularmente su sierra. Nos quita tiempo para cortar, pero no es tiempo perdido, es tiempo sagrado. Tiempo que prepara. Tiempo que transforma.
10 de agosto de 2025
Emisión número 5.004
Coro del Tabernáculo
Orquesta en la Plaza de Tempe
Directores
Mack Wilberg
Ryan Murphy
Organista
Richard Elliott
Anfitrión
Derrick Porter
My God Is So High
Espiritual afroamericano; Arr. Ryan Murphy
Seguiré el Plan de Dios
Vanja Y. Watkins; Arr. Nathan Hofheins
Alabad al Señor con tambores y platillos
Sigfrid Karg-Elert
Oh Esplendor de la Gloria de Dios Brillante
Melodía de himno alemán; Arr. Mack Wilberg
Aleluya
Atribuido a Giulio Caccini; Arr. Mack Wilberg
Hoy hay sol en mi alma
John R. Sweney; Arr. Mack Wilberg
Adelante, Santos
Vanja Y. Watkins; Arr. Mack Wilberg